lunes, 4 de febrero de 2019

TeneBici

A veces es necesario escaparse unos día de la rutina (No diré zona de confort) y pensar un poco, en general. Podríamos decir que ese era el objetivo principal de pasar cuatro días en Tenerife, pero sería mentira. La realidad es que debía una visita a mi colega Álvaro desde hace años (ahora es influencer)... y que nos apetecía montar en bici. Lo que sucedió después NO te sorprenderá.


La broma consistió en cuatro días de montar en bici, con algún intermedio para disfrutar de la gastronomía local, repletos de cuestas y sufrimiento. Porque Tenerife NO es llano. 250 kilómetros para mis piernas con más de 4700 metros de desnivel y poner a prueba la paciencia de Álvaro y Ortega rampa tras rampa. Son unos santos. 

Este viaje me ha ayudado a volver en el tiempo a mi adolescencia en Canarias y recordar la hospitalidad (noteña-austriaca), el tipo de vida, y un 'fleje' de cosas que tenía casi olvidadas quince años después de abandonar Las Palmas rumbo a Madrid. La clave: "Tranquilo por el coche que está a todo riesgo, mi niño".

En este momento en el que no sé el porcentaje de desnivel de la siguiente rampa; ni si será una rampa de sufrir y dar pedales o un descenso con asfaltado mojado, vivir con una hora menos, playa y disfrutando de TODO lo que tienen las islas para el deporte (Hay que explotarlo más) parece una opción maravillosa... lástima que cuando no son 'vacaciones' la vida es casi igual en todos lados. 

PD: Subir al Teide y que arriba sólo tengan Cruzcampo.... pues te deja un poco frío

PD2: La vida es como montar en bicicleta, para mantener el equilibro hay que seguir pedaleando. Albert Einstein




"Tengo un plan, salir corriendo hasta que todo se arregle"